Me encuentro en un bar tomando un café como de costumbre, veo una silueta de hombre se dirige a mi sonriente, me saluda como siempre, llueve…fuera hace frío, pero yo no siento porque estás conmigo, me agarras del brazo, como una pareja más salimos a la calle, me hablas del día vivido, de este encuentro de ahora mismo. Lo mucho que me has echado de menos en estos años transcurridos, yo a ti en un tiempo. No llueve mucho pero nos resguardamos debajo de un paraguas donde se oye repiquetear las gotas que con suavidad se deslizan como gotas de lágrimas. Esas que derramé hace años, en mi soledad, cuando me hallaba sumergida en mis pensamientos. Los cuales guardé en aquel baúl del tiempo, donde voy haciendo un hueco para aquellas cosas que han significado mucho y ahora ya…nada.
Miro tu cara esa expresión que siempre has tenido desde que íbamos juntos al colegio, cuando me llevabas los libros que sacaba de la biblioteca para ojearlos y sacar más información, esas risas, la complicidad, el amor que nos teníamos. Que hoy después del paso de los años, aun conservas esa dulzura en la mirada, la riqueza de tus palabras, y las buenas costumbres que siempre te han caracterizado, para mí todo un caballero. Ni las arrugas del tiempo te hacen sombra de lo atractivo que sigues siendo. Tu conversación se funde como algo mágico en mi corazón, como queriendo recuperar el tiempo pasado. Yo sigo callada observando y escuchando tus palabras, tenías mucho que contar, aunque en realidad no dices nada que me llame la atención en particular. A mi lo que me gustaría es poder retomar ese amor de juventud, la niñez que nos dejó y la adolescencia que nos marcó. Ahí fue cuando desapareciste, más tarde me enteré que te casaste, parecías feliz, un hombre de negocios, y con un buen prestigio.Un futuro bien concebido, tal cual tú lo habías dicho siempre. Conseguiste realizarlo, ahora intentas besarme más yo no me dejo, no deseo volver a sufrir. Porque el pasado no vuelve, aunque tú te encuentres ahora junto a mi, tu recuerdo lo conservo guardado en aquel baúl del tiempo.
© 2010 Rosana Martí
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