sexta-feira, 20 de maio de 2011

Del Terror Al Amor Eterno





Unos días atrás se había visto deambular al joven Jan por la tierra que le vio nacer, sin más, pero lo extraño era que una semana antes había fallecido de anemia. Algunos se negaban a creer dicha visión y otros se encogían de terror. Así que un día sin más alguien se le ocurrió la brillante idea de indagar más en la llaga del asunto. Una joven del lugar llamada Nina, su enamorada sin saberlo él. Así que sin más se lanzó a la aventura del terror, sin importarle las consecuencias. ¿Qué importaba ya? Si su amor ya no estaba…pues él era la luz que le hacia brillar en la oscuridad. Así que se introdujo en el espeso manto del destino donde podría o no encontrarse con él. Por lo que decidió no contárselo a nadie, de seguro la hubieran hecho desistir de sus intenciones. Era una noche fría, oscura, la humedad se masticaba, la esencia del olor en el ambiente impregnaba su cuerpo, una horrible sensación, que a Nina no le importaba. No sabía por dónde tirar, hacia dónde ir, dónde era su destino, dónde acababa su meta, nada, no tenía ni idea de cómo acabaría su aventura. Y de pronto oyó un ruido que la asustó, creyó ver una silueta diluida por la niebla delante de ella pero en la lejanía por lo que no pudo ver de quién se trataba. Quiso dirigirse hacia él, pero las fuerzas le abandonaron, -Ay- pensó- no puedo seguir, pero quiero y debo seguir-. No hizo falta que se moviera, pues esa silueta poco a poco casi volando y sin tocar suelo se acercó a ella. Sus ojos brillaban en la oscuridad, eso le llamó la atención pues no había ninguna luz que se proyectara en ellos. Estaba inmóvil, ansiosa, y muerta de miedo. No escuchó palabra, ni ruido alguno. Un silencio sepulcral envolvía el instante para hacerlo suyo completamente. Y estando a unos centímetros de ella vio que se trataba de su amor Jan, lo encontró algo extraño, la tez más basta, la piel más pálida, sus ojos inyectados de sangre, le pareció más alto, pero era él. Así que quiso saber y preguntó: - ¿Quién eres?, no obtuvo respuesta. Estaba decidida hacerlo así que sin más le empujó, le hizo caer, se abalanzó sobre él y una estaca le clavó sin miramientos en el corazón. Aquel ser gritaba de dolor y mientras gritaba iban desapareciendo aquellas facciones tan pronunciadas de su cara, Nina no pudo contener las lágrimas que comenzaban a deslizarse por sus mejillas sonrojadas, estaba desolada, pero tenía que hacerlo. Y mirando a su amor le dijo: Espérame mi amor que pronto me uniré a ti, ya liberé a tu alma de está prisión, ve mi adorado Jan, vuela hacia lo infinito y espérame amado mío, juntos estaremos al fin. Y cogiendo la misma estaca atravesó su blando, pero enamorado corazón para reunirse con el amor que la hizo brillar en vida.



© 2011 Rosana Martí


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