sábado, 4 de dezembro de 2010

La Mujer Del Espejo ( Un Reflejo de Tí )




Cada mañana me encuentro con la mujer del espejo, bastante triste me mira, sin decir nada, bajo mi mirada, pero no desaparece, sigue ahí, con la mirada fija y triste. Le pregunto: ¿qué te pasa?, veo que mueve sus labios, pero no consigo oír nada. La mujer del espejo me sigue mirando, sigue callada, triste, de pronto observo como resbala por su cara una gota de agua que brota de sus ojos, es una lágrima que escapa de la desesperación, del vacío, del ahogo, la angustia y la pena de su alma. Alma que lleva como un fantasma la condena de la vida. La mujer del espejo me da lástima, quiero ayudarla, pero no sé cómo hacerlo. Porque sigue callada sin decir nada, mi impotencia aumenta por momentos. Lo mismo, pienso: está atrapada y quiere salir de ese infierno, pero cómo la saco, pobre de mí, quiero ayudarla sí, pero cómo, no puedo. Si rompo el cristal lo mismo la lastimo y hago daño, no quiero que sufra más, siento en mi corazón una punzada de dolor, porque no puedo ayudarla, y quiero, me desespero, el ansia se apodera de mi cuerpo, estoy aterrada, veo que ella también al verme, se muestra perturbada, la habré asustado con mi expresión descontrolada. Le sonrío para disimular mi lánguida y abatida incertidumbre y duda a la vez, es querer y no poder. Toco con mis dedos su cara a través del frío cristal, no se mueve lo mismo le gusta mi caricia, quiero que comprenda que deseo ayudarla, que estoy aquí para eso. Pero no me dice nada, sigue triste y callada. No aguanto más me voy alejando del espejo, me giro, miro hacia atrás y la mujer sigue ahí quieta. Agarro un florero vacío lo lanzo y rompo el espejo, la mujer ya no está, ha desaparecido, en su lugar hay un gran baño de cristales por toda la habitación. Lo mismo ha escapado por fin es libre para siempre. Una sonrisa de felicidad se dibuja en mi cara. Hoy va a ser un día maravilloso, por fin me sentí feliz y liberada de la angustia, vacío, pena, ahogo y sobretodo de la tristeza. Respiré aliviada, nunca más volví a ver aquella mujer del espejo que aun recuerdo con nostalgia.



© 2010 Rosana Martí



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